jueves, 9 de diciembre de 2010

Guía del espectador impotente


Un silencio inspirado en el vacío, un vacío que ha sido dejado por el amor, recuerdos que reviven con mayor fuerza en cada instante desgarrando un alma por su ausencia, mil preguntas ninguna respuesta y aquellas lagrimas que lastiman y que no cesan que son desfogue que ayudan poco naciendo en cada lamento pero que ayudarían mas sino tuvieran razones para salir.

En aquella desolación, en el mar salado mojado de dolencias, solo hay algo que se puede vislumbrar, es el tenue color que trae aquel dolor y el vació de una ilusión, la tristeza es turquesa viene junto al azul profundo apagado están envueltos los dos en celeste marchito.

Son sentimientos negativos los que juntos pintan su mirada con esta combinación que se llama desesperanza.

Un frío lastimoso de madrugada y el tictac del reloj se van llevando la noche y traen un nuevo día que pintara las ganas de vida que quedan con el color del dolor.

Las enfermedades del cuerpo pueden describirse con palabras claras, un dolor corporal puede localizarse y hablar mediante ese cuerpo que pide alivio, las enfermedades del alma no poseen esta característica.

Hablar de un dolor sin cuerpo es tratar de explicar una experiencia sin sentido “común”…

Hoy en estas letras les contare mi historia, la historia de una lucha contra la falta de deseo, una historia de desesperanza y lagrimas, una historia llena de preguntas sin respuesta, una historia real que podría ser la tuya o la de cualquiera cuyo final aun no está escrito.

Este escrito tiene como anhelo principal ayudarte a comprender a la gente que ha sufrido esta dolencia como yo y sobre todo a desarrollar una empatía única que te ayude a soportar los portazos que recibe tu buena voluntad cada vez que ofreces ayuda.

Mis palabras precisan de tu inteligencia para comprender que detrás de ese bulto que hoy desfallece tras una enfermedad está el ser querido que un día estuvo a tu lado, que te ofreció tanto, con quien compartiste momentos que de alguna forma te han hecho quien eres hoy.

Que justificaría este atrevimiento mío de proporcionar una preocupación más a tus propios conflictos que no fuera el amor, el amor que te conecta a esta persona de esperanza ausente, de risa perdida, no hace falta que hagas tuyas sus dolencias simplemente escúchalas y entiéndelas.

Caminar por este sendero lleno de trampas y monstruos a los costados necesita de toda tu concentración, al final del camino hay una gran recompensa… Comprenderás a alguien que por circunstancias de la vida perdió su alegría, en el proceso recuperaras parte de ti también.

23 de Agosto de 2009, 2:45 am

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